¿Por qué me gusta la Biodanza?

Conocí la Biodanza gracias a un libro que me regaló mi hermana Karina Con K. Me encantó el marco teórico, el enfoque de trabajo y, como profesional, sentí que había encontrado los aportes que me estaban haciendo falta.

Entonces llegó la sorpresa. Al probar la primera sesión me encontré con el baile, la música, el movimiento, el juego, los vínculos saludables, la afectividad, las risas. ¡Un camino de crecimiento basado en el disfrute!

Biodanza propone desarrollarnos desde la vivencia, es decir, que no necesito mientras la vivo, dedicarme a «entender» si no a estar, a sentir. Me hace bien, mi cuerpo lo registra, mis células lo entienden.

No se tratar de forzar, ni esforzar, sino de reforzar (capacidades, potenciales y posibilidades). La identidad es permeable a la música y a las otras personas: los entornos tóxicos nos dañan, pero los entornos respetuosos y afectivos nos fortalecen.

Y me enamoré.

¿Entonces con el amor alcanza? No. Hacer la formación como facilitadora es un camino de conocimiento, estudio, experiencia…, es decir: profesionalidad. Y el rol se ejerce con amor, desde el saber.

La Biodanza ha nutrido mi profesión con nuevos conocimientos de psicología, fisiología, semántica musical, antropología, movimiento humano, didáctica…

Y me ha invitado, con alegría, dulzura y poesía, a ser una mejor versión de mi misma.

Patricia Davis

Patricia Davis

Llevo más de 25 años trabajando con grupos, focalizada en el desarrollo tanto a nivel personal como grupal y comunitario.